Autor: Oscar Darío Rivera Piedrahita
Titulo: Subir y Bajar
De las Comunas Nororientales de Medellín se bajaron y subieron tantos que hoy ya solo los que caminan derecho no son historia.
Entre las calles 42 y 45 mediadas de forma horizontal por la carrera 69 de la casa de la abuela Helena al taller de Calucho
En los hechos están presentes Javi, Oscar, Calucho, Pocho, La Abuela,
Doña Sofía, Gloria
Oscar acababa de llegar de permiso del cuartel militar entro en casa y en seguida…
Oscar: Hola abuela, ¿como estas?
La Abuela: Bien mijo ahí pasándola y usted como me lo tratan, ¿estas mas gordo o es que me parece?
Oscar: Nada abuela allí que lo mantienen a uno en el suelo sube y baje a veces hasta ni ganas dan de levantarse es el pan de cada día solo saben decir “son 22 flexiones al suelo”.
Abuela: Hay mijo ya casi acaba y podrá empezar a trabajar o a estudiar al final que va hacer, ¿si paso a la Universidad?
Oscar: Si pase a idiomas a ver como nos, va empiezo en agosto apenas esta semana me entere, ¿usted sabe como le fue a Javier? ¿Si paso a Matemáticas?
Abuela: No sé mijo, pase por casa de Doña Sofía a ver si esta y pregunte por él a ver que tal.
Oscar: Pues si voy dar una vuelta a ver a quien veo por ahí.
Abuela: (en tono preocupado). Tenga cuidado que esta la cosa un poco caliente no se vaya a parar en ninguna esquina que ya sabe, la semana pasada mataron a uno en la calle de aquí arriba no más. (Le bendice) Jesús Maria y José.
Oscar: (Contesta) Sin pecado concebido, subo a cenar, comeré en la calle nos vemos. (Sale)
Al salir Oscar se entre cruzo con Pocho un ex compañero de escuela que se había vuelto sicario a sueldo de la oficina de la terraza criado en el mismo barrio y a quién se le guardaba miedo mas que respeto.
Pocho: Que pasa flaco. (Saludo)
Oscar: ¿Que tal hombre? (en tono desconfiado)
Pocho: ¿Donde vas me imagino que a buscar a Javi?
Oscar: Si voy a su casa.
Pocho: Vale suerte pelado nos estamos viendo que bajo de vuelton
Oscar: Suerte viejo.
Fue despedirse y ya Oscar se encontraba en la casa de doña Sofía, la puerta como siempre abierta.
Oscar: Buenos días Madrina, ¿como esta?
Doña Sofía: Bien mijo aquí con estos dolores de cabeza que no se me quitan.
Oscar: vea pues, ¿pero toma algo para el dolor?
Doña Sofía: Si mijo pero eso no hace nada, usted tranquilo sígase que Javier esta en la cocina, Gloria le esta preparando la tapera de la comida para llevársela Calucho.
Oscar: Me sigo pues.
En la cocina Javier y Gloria.
Javier: ¿Parcero como estas? ¡Viejo esta cuadrado! ¿Me acompañas voy en carrera a llevarle esto a Calucho a su taller?
Oscar: Listo parce luego lo invito a comer a la panadería que ya hace tiempo no me como un buen pan.
Se despiden y salen Javier y Oscar
Javier: Que pasa viene con mal de vereda o es que en el ejército no se moja.
Oscar: Nada viejo a punta de agua de panela con quenopodio y así no se levantan ni las ideas. Pero el caso es de hambre viejo no de sexo, no ve que en mi casa había sancocho y a mi no me gusta.
Ya por el camino bajando por la calle 43
Javier: Esto esta por aquí más caliente parcero, no más ayer a penas termino el partido de Colombia-Argentina mataron al Chivo, lo estaban esperando, salio a celebrar y claro tres tiros en la cabeza delante de la mama.
Oscar: ¡Como así!, ¡huí ese man ya la otra vez que vine estaba avisado, de verdad, dio papaya y claro no duro nada, no nacimos para semilla viejo este barrio es así!
Javier: ¿El Chivo estudio con vos no?
Oscar: Si, me acuerdo que se meaba en el pupitre era un cagón y vea como cambia la vida, termino de sicario, de los de la escuela ya quedamos muy pocos, no más ahora a la salida de casa me tope con Pocho se le veía como nervioso, no me extraño, en ese mundo que se mantiene es normal verle travado.
Javier: Que va ese también esta marcando calavera, llevaba como dos meses sin salir, a penitas esta semana empezó a tocar la calle y se mantiene en el taller de Calucho todo el día sin hacer nada.
Oscar: ¡Que peligro pobre Calucho!, ¿me imagino como estará de los nervios?
Javier: Nada, que se va hacer, si Pocho se mantiene con el fierro para todos lados por eso esta así de nervioso.
Ya llegando Javier y Oscar ven de lejos a Pocho sentado en las escalas que dan al taller y a Calucho lijando un tanque de moto.
Javier: ¡Hey no le digas nada a Pocho, si te molesta no le lleves la contraría, que ese man como esta cualquier mecha es candela!
Oscar: Tranquilo viejo que aquí, va usted a ver una tumba, ni una palabra.
Llegan Oscar y Javier al taller en la calle 45
Calucho: ¿Que pasa Riverita como va esa mili…?
Oscar: ¡Bien viejo, como va todo, bien!
Calucho: ¡Bien! un poco atareado, necesito entregar esto para mañana mismo y aun no he terminado de mezclar la pintura y hacer los grabados de los calcos que va a llevar el tanque.
¡Si quiera viniste Javier para que me ayudes a terminar de lavar ese tanque, que ya esta lijado!
Javier: (en tono jocoso) Ya cobrare yo algo que eso de subir y bajar la comida no me atrae mucho y fuera de eso lo ponen a uno a trabajar.
Pocho: ¡Colabore viejo que es su hermano, que seguro la liga se la da, ya subirá no ponga problema!
Calucho: ¿hacerle un rato mientras me como esto vale? Solo es lavarlo, meta el tanque en la caneca de agua con subirlo y bajarlo un poco, friegüelo, que así se le va lo que tiene sucio.
Javier: Vale, (se pone en ello)
Oscar: ¿Parce le ayudo? ¡Esta como pesado!
Calucho: si háganle, ¿Pocho viejo ya comió?
Pocho: Si mi mama me hizo una bandeja paisa bastante grande estoy que me reviento. En serio gracias parcero.
Pocho continuo sentado en las escalas de entrada al taller en ese mismo momento Calucho, se dispuso a comer en un cuartito de baño y de enseres que había acomodado para estas ocasiones Javier y Oscar a lavar el tanque en la caneca de agua. Al lado del baño.
Casi al mismo instante Pocho gritaba ¡Hijo de puta!
Segundos después sonaban 6 disparos seguidos uno tras otro. De igual manera fueron segundos para la soledad de aquella calle.
Al sobresalto de los disparos Calucho tira el almuerzo y a su vez Oscar y Javier dejan el tanque para aferrarse tras la puerta del baño, juntos sin dejar pasar ni un respiro.
Con el eco aún tiritando en sus oídos y sin más deseo que la soledad de ese momento…se preguntaban…
Calucho: Ya se fue…?
Javier: ¡No!, no espera, no salgas todavía… (En voz baja y temblorosa, casi sin poder hablar)
Oscar: ¡Hecha un ojo a ver si ya se fue…! Javier parce respire, respire que se asfixia. (En voz baja)
Javier: ¡No puedo respirar Calucho, Calucho, no puedo respirar, mi inhalador, mi inhalador!,
Javier estaba blanco, tenía una crisis de asma y el inhalador estaba lejos del alcance de aquel escondite de turno.
En la escaleras de entrada al taller estaba el cuerpo en una charca de sangre, que ya empezaba a destilar en el ambiente un olor a hierro que entre cada respiro daba sabor a vitaminas, en la calle no se veía a nadie, nadie quería verlo.
Calucho abrió un poco la puerta y vio a un hombre, al lado del cuerpo, que le estaba quitando el fierro a Pocho.
Calucho: Esta ahí le esta cacheando (En voz muy baja y cara de palidez absoluta y preocupado por Javier) ya se va a ir Javi ya se va calmate pues, intenta respirar.
Javier ya ni hablaba, los ojos se le tildaban a si mismos y su peso casi se los cerraba.
Aquel hombre sin identidad que se quisiera conocer, le quito el fierro a Pocho y desapareció del plano visual de la puerta, por unos segundos tras haber dado unos pasos, regreso y de nuevo 6 disparos más resonaban en el suelo; esta vez la puerta no dio tiempo a cerrarse, en un plano bastante trágico se podía observar como entre cada disparo el cuerpo de Pocho retumbaba; al terminar este hombre le daba golpes de pecho sobre el cuerpo de la Pocho, incluyendo así en su tarea un sello maquiavélico que terminaba con la vida, así pues un paso se sumo a otro para disfrazar su huída al caminar.
Calucho: Se fue, se fue Oscar dale el inhalador a Javi, yo cojo a Pocho que esta vivo, voy a pillar un taxi… ¡Javierrrr! (Muy desesperado grito Calucho) respira pues… al momento…
Javier: Ya, ya (Usando el inhalador… y recobrando su color) Calucho que nada que ya esta muerto, se lo bajo, se lo bajo.
Oscar: No, no, no le podemos dejar aquí, vamos, vamos.
Calucho tomo el cuerpo de Pocho, ya sin vida que con más hoyos que un coladero revoloteaba a borbotones su sangre y se monto en un taxi con él.
Calucho: A Policlínica rápido que se nos muere rápido.
El taxista ya acostumbrado a este tipo de situaciones salio a toda velocidad carrera abajo y pitando para abrirse camino desapareció.
Oscar: Parcero esta bien ya, porque hay que quitar esta sangre de aquí, rápido.
Javier: Si, si listo conéctame la manguera que esta ahí detrás del cuarto de baño.
En la calle las ventanas ya tenían ojos para ver como en unos instantes ya estaba todo limpio, pues allí no paso nada ni nadie.
Oscar: Listo
Javier: Listo, cerremos esto antes que vengan los tombos y nos cierren el negocio.
Oscar: ¡Si viejo es mejor! Si eso Calucho ya abrirá por la tarde.
Ya de salida y con el taller a punto de cerrarse.
Javier: Hey hacedme el favor y te traes la tapera que después mi mama se enoja por dejarla aquí.
Oscar: Vale, se veía hasta bien la comida lastima. Viejo vamos a la panadería entonces.
Javier: Si, invítame a una coca ver si se me quita este trancón que tengo en el pecho.
Se marchan y empiezan a subir
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